Nathalie de Salzmann de Etievan, contaba que cuando Olivier tenía 5 o 6 años el Sr Gurdjieff le regaló un libro con una dedicatoria que decía:
“Pequeño Olivier, trabaja, trabaja y trabaja.” Esta anécdota la contaba siempre.Algunas características:
En los restaurantes miraba la carta de postres, leía… y finalmente elegía, para no pedirlo ni comerlo.
Cuando llegó a Buenos Aires, extrañaba a sus nietas, a las que quería entrañablemente.
Ese hombre con pasión por el trabajo, al que consideraba lo mismo que la vida me enseñó a no temerle a la verdad que sacaba frente a mí como un espejo y un arma al mismo tiempo que confiaba se convertiría en el poder de una guerrera si estaba así, dispuesta a enfrentarme a una fuerza disparada en mí, contra mi ego, mi vanidad y mi orgullo en todas sus formas.
Yo me enojaba con él, y luego lo llamaba y le agradecía lo cual lo hacía reír mucho.
Nos llamaba al presente, a tratarnos con gentileza, a una atención de la que carecíamos.
Curiosamente la risa sanadora sobrevolaba todo el trayecto. Y si trataba de retomar un tema que habíamos compartido y abandonado por distracción decía “ESTÁ MUERTO”.
El interés en uno mismo; el estado de pregunta; la búsqueda de la verdad; en el presente; “basta ya de esta pistolada” era la frase con que nos despertaba una y otra vez.
LA VERDAD INCISIVA Y QUIRURGICA. El servicio. Si uno lo llamaba su pregunta era “¿en qué te puedo servir?” Aprender a amar el servicio.
Diferenciar ser un cuidador de ser alguien a quien el otro le importa. A Ser.
El amor como manifestación de sobrecogimiento y respeto al misterio, viviendo con intensidad este momento en el corazón.
Gracias por tu legado, del cual nunca seré lo bastante digna.
Olivier según Olivier – Silvia Fischman
by Gurdjieff Grupos
8 meses ago
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