Hoy te recuerdo como una fuerza de la Naturaleza.
Como alguien que apareció en mi vida y la cambió.
Como una ola gigante que me revolcó y me dejó en la orilla, dada vuelta, desarmada y con ganas de más.
De más de perder el pensamiento organizado en el que viví y sigo viviendo.
Con una diferencia: NO puedo volver atrás.
Su voz atronadora, el metal que representaba, llamando, llamándome a la acción.
A la acción de volver sobre mis pasos y enfrentar el vacío. El vacío desmembrado donde había una razón o un tener razón carente de vida y de sentido.
Ese vacío en el cual hoy puedo sentir los átomos vivientes de una energía que recomienza y renace, un parto permanente desde lo que no está instalado, como el resto hacia lo que quiere ser en mi.
Gracias por el dolor con sentido.
No me pude despedir.
No me despido.
Te doy la bienvenida nuevamente en el recuerdo, que tengo de ti y de mí.
- Silvia Fischman