Cuando hablamos de línea de enseñanza, no estamos hablando de una enseñanza convencional, destinada a la mente ordinaria. Estamos hablando de una transmisión de energía que comienza en el ser del Sr. Gurdjieff, su vida y sus fuentes.
Michel de Salzmann, en un artículo publicado en la revista “Parábola” nos da un contexto acerca de la Enseñanza: “La creciente avalancha de libros sobre Gurdjieff no debería cegarnos a su casi infaltable y por ende trágica irrelevancia hacia lo que es esencial.
‘Bien y bueno’, se podría decir, si estamos dispuestos a aceptar la oferta de comentaristas mal informados que nos suministran todos los matices posibles de la desinformación.
¿Pero cómo no ser confundidos cuando aquellos que reclaman alguna relación con la enseñanza de Gurdjieff contribuyen, por la subjetividad de su acercamiento, a distorsionar su perspectiva real?
Por supuesto, uno no puede culpar los intentos prematuros de no alcanzar un reto casi imposible, de no lograr transmitir, fuera de su propio terreno, la esencia metafísica de la enseñanza, que es la autorrealización, y la correlativa capacidad para ejecutar una verdadera acción.
Pero, ¿consideraron alguna vez los responsables de esos intentos que las ingenuas y pretenciosas intenciones en este ámbito podrían muy bien generar otros pensamientos y reacciones profundamente desorientadoras?
Debemos admitir que el problema no es sencillo, que está cargado de ambigüedad.
Para un intento mejor de comprensión, Basarab Nicolescu, en su “Manifiesto”, nos plantea un fundamento sólido de comprensión de este desarrollo: “En el fondo, más allá de la inmensa esperanza que ha despertado, el cientificismo nos ha legado una idea persistente y tenaz: la de la existencia de un solo nivel de Realidad, donde la sola verticalidad concebible es la de la posición vertical sobre una tierra regida por la ley de la gravitación universal.”
Esto es lo fundamental en la comprensión de las ideas del Sr. Gurdjieff, la existencia de otros niveles de realidad. Sólo a partir de esto podemos hablar de la Enseñanza.
Nuestra línea de enseñanza parte obviamente del Sr. Gurdjieff.
Su sucesora fue la Sra. Jeanne de Salzmann, secretaria y alumna directa de éste.
En el prefacio de su libro “La Realidad del Ser” se dice de ella: “Jeanne de Salzmann tenía su propia manera de hablar y no sólo su distintiva selección de palabras y capacidad de impactar. Al escucharla, uno tenía la impresión de que ella sabía precisamente lo que quería decir y cómo quería hacerlo. Esto es confirmado por los cuadernos personales de la Sra. De Salzmann, los cuales muestran una notable claridad y consistencia en su pensamiento a lo largo de cuarenta años. Sin embargo, lo que ella expresó en el momento fue mucho más que meras palabras. La señora De Salzmann dice en su introducción que Gurdjieff enseñó a través de su presencia y más tarde escribe que el conocimiento de un nivel más elevado sólo puede ser transmitido a través de ideas y palabras por alguien que conoce desde su propia experiencia y que puede expresar la vida contenida en ellas. Esa expresión requirió hablar desde un estado consciente; de hecho, mostrar la dirección en el momento mismo para aquellos que podían seguirla.”
Jeanne de Salzmann (nacida Jeanne-Marie Allemand) a menudo llamada Madamme de Salzmann (26 de enero de 1889, Reims – 24 de mayo de 1990, París ) fue una profesora de danza franco – suiza y alumna cercana del maestro espiritual GI Gurdjieff.
Tuvo dos hijos Nathalie de Salzmann (1919-2007) y Michel de Salzmann (1923-2001).
Sobre Nathalie, nuestra primera mentora, escribió Isabel Portas en la Gurdjieff International Review: “Durante los primeros años, Nathalie venía a hablar con nosotros casi todas las semanas. Las preguntas que iniciaban todo nuestro “aprendizaje” eran siempre las mismas: “Entonces, ¿cómo estuvo tu semana? ¿Cuáles fueron los problemas y las dificultades?” ¡Y, muchacho, nuestras respuestas fueron abundantes y abrumadoras! Nunca, nunca escuché que se discutiera ninguna «idea»; siempre se trataba de los esfuerzos que íbamos a hacer en una situación dada con un niño, un compañero de trabajo, un padre, un funcionario del ministerio, etc. Y cada uno de nosotros compartimos las mismas pruebas, dudas y problemas que cualquier maestro en cualquier escuela, en cualquier país, en cualquier momento. Pero para nosotros, “la solución” siempre estuvo dentro de nosotros mismos, en lo que deseábamos ser en la vida, en la conciencia generada por nuestros propios esfuerzos y los de los demás y, por supuesto, por la dirección de Nathalie de esos esfuerzos, por lo que ella nos dijo que intentáramos. Su entusiasmo, su practicidad, su conocimiento de sí misma y de los demás, estaban todos enfocados a esta tarea: educar la conciencia. Un maestro solo puede enseñar lo que él o ella es, que es exactamente lo que hizo: enseñó siendo. Ella no enseñó nada; ella se “mostró” a sí misma. Ella era. Y para eso, ninguna escuela o universidad ordinaria cumplirá los requisitos. Esta forma de ser hay que aprenderla a lo largo de la vida y con las influencias correctas, como las que Nathalie recibió de sus padres y de su infancia con el Sr. Gurdjieff.”
Nathalie envió a Buenos Aires a su hijo Olivier Laignel Salzmann (1940-2005) quien se convirtió en nuestro Guía.
Olivier poseía la misma energía que su madre y su abuela. Según él decía su principal formación había sido con su abuela. Olivier era. Y siendo, trasmitía.
Nosotros, Silvia y yo estuvimos cerca suyo durante once años.
Esta es nuestra línea de Enseñanza. No recibimos de Nathalie y de Olivier ideas o doctrinas. Recibimos algo viviente.
Por Alejandro Charosky